miércoles, 18 de abril de 2012


LA PROPUESTA DIMITRIS CHRISTOULAS (1)

 Tal vez ignoren quién era Dimitri. Les recordaré que fue al anciano jubilado que, a sus 77 años se suicidó en la plaza Sintagma de Atenas el pasado 4 de marzo de 2012, tras haber vendido su farmacia y agobiado por las deudas, no queriendo dejar estas en herencia a sus hijos, no vislumbró otra salida que pegarse un tiro en la cabeza. En su honor iré desgranando las ideas que desde entonces me rondan la cabeza.

Hoy, 18 de abril, el gobierno de Mariano Rajoy ha presentado la propuesta de repago farmacéutico (me niego a llamar copago a lo que ya está pagado con las cotizaciones e impuestos) y que afecta a pensionistas y jubilados, sectores sociales que por edad y condición física padecemos mayor número de dolencias y visitas médicas.

¿Por qué considero injusta una medida que, supuestamente, aliviará el tan temido déficit del Estado?: Porque la sociedad española está siendo soportada por la mal llamada tercera edad, esos jubilados y prejubilados que con sus pensiones contribuyen al sostenimiento de la economía familiar de hijos y nietos, padres y hermanos, que se encuentran en una situación precaria, bien sea por la pérdida de empleos, pérdida de poder adquisitivo, avales bancarios con sus propiedades (que a  veces les llevan a perder incluso su propio hogar), cuidado de los nietos y asistencia a personas mayores.

La sociedad española debiera mostrar su agradecimiento a todas estas personas de las que se abusa sin piedad y son un valor incalculable despreciado por todos, como si fueran unos parásitos sociales que cobran sin aportar nada.

Hoy el Gobierno ha vuelto a demostrar su absoluta falta de respeto, y vergüenza, atacando a este sector poblacional, faltando además a sus propuestas de no incluir estas medidas durante su período de mandato.

Debo dejar claro desde el primer momento, que las propuestas que iré desgranando no me son aplicables, y que en modo alguno las pongo sobre la pantalla con la intención de beneficiarme de ellas, y esto por dos razones que me hacen plenamente incompatible:

He militado en partido político y he participado, en delegación, en las comisiones de Cultura y de Deportes, y he sido representante sindical en un comité laboral por determinado sindicato.

¿Qué es lo que voy a proponer? Muy sencillo, intentaré demostrar que ese bien, despreciado, de la “tercera edad”, es un bien que puede ayudarnos a salir de la crisis y recuperar algo de la decencia y los valores perdidos, en la medida que recuperemos lo que históricamente se ha llamado “consejo de ancianos”.

La siguiente pregunta es: ¿se trata de un órgano nuevo que añadir a los gastos generales del Estado, que ya está sobredimensionado y preciso de recortes? No. Se trata de sustituir el derroche actual por un novedoso sistema por el que los jubilados dispuestos a “asaltar el palacio de invierno”, sean capaces de desempeñar los gastos públicos sin cobrar más emolumentos que los que ya perciben como pensión y sin que sus gastos inherentes al cargo les cuesten un duro. Lo explicaré: Un médico jubilado puede ejercer de ministro, consejero, concejal, o lo que sea, de sanidad, de una manera “gratuita” para el Estado, aportando su experiencia y conocimientos sin más retribución que la pensión que ya cobra y los gastos derivados del desempeño de su cargo. Lo mismo podríamos decir de periodistas, abogados, gerentes y profesionales de cualquier género (esto viene a cuento porque, precisamente hoy, el señor Basagoiti reprochaba a un oponente político su carencia de titulación académica, como si la tenencia de cualquier título fuera acompañada del sentido común, que no es, ni mucho menos, el más común de los sentidos. Siempre se ha dicho que lo que natura no da, Salamanca no lo presta, y estoy seguro que todos ustedes conocen a tontos de baba con título bajo el brazo). Estos profesionales pueden tener mucha más capacidad de administración y gestión de recursos (eso es el gobierno), que muchos insensatos que han llevado a la ruina empresas y administraciones debidamente titulados. Todo esto es extensivo a parlamentarios, senadores y demás representantes sociales.

Surge una nueva pregunta: ¿No es esto dejar el gobierno en manos de los más potentados, de quienes tienen fortunas y se pueden permitir el lujo de vivir de sus recursos; al fin y al cabo el hecho de dotar a estos cargos de “sueldo” tenía como objeto que las “clases menos favorecidas” accedieran a los cargos de representación sin pérdida del poder adquisitivo, evitando dejarlo en manos de los “adinerados”. Seguro que ya se les han pasado por la cabeza esos millonarios que se presentan a las elecciones de algunos países, o esos otros que, aun teniendo un puesto de trabajo, generalmente en la propia administración, se toman una excedencia laboral por motivos especiales, por la que se “reservan” su puesto de trabajo (por el que se sigue cotizando) y se van a desempeñar tareas de representación política, cargos de confianza de libre designación, etc. En algunos casos el hecho de contribuir a dos regímenes diferentes, hace que en la jubilación puedan cobrar dos pensiones compatibles. Lo que quiero decir es que no es necesario que un abogado, médico, etc., con plaza de funcionario en propiedad se vaya a ejercer un cargo político. Por otra parte, son los partidos políticos quienes ejercen de avalistas adinerados de estas personas, que se ven sometidas a la “disciplina del partido”, que es quien ha puesto el dinero y los medios para auparles a estos cargos. Del tema de los partidos políticos, actuales “palacios de invierno”, hablaré más adelante.

Tiempo Pamplona

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