sábado, 17 de diciembre de 2011

Aldeanada

¡Estamos en España! Eso gritó una espectadora antes de marcharse airada dando un portazo en el palco, convirtiendo al Teatro Gayarre en una corrala. En pleno espectáculo de "Lost Tango", y cuando Ute Lemper había acabado "Amsterdam". En la sala se produjo un silencio espeso y vergonzante interrumpido por el comienzo musical de "Ne me quitte pas". Que el show transcurría entre diversos idiomas no era una novedad para cualquiera que hubiera visto antes a Ute. Pretender que un espectáculo se adapte al idioma del país en el que se representa es como pedirle a Bob Dylan que cante en español, o que La traviata se interprete traducida. Una aldeanada. Que esto ocurra en un Teatro de una ciudad que ha sido aspirante a la capitalidad cultural europea es penoso.
Antes del comienzo me encontré con una cargo público del Gobierno de Navarra, y hablando con ella conversamos sobre la vacuidad del palco municipal, desierto desde el cambio de legislatura. Ella intentó justificar la ausencia de personal en que era el día del pregón de Navidad, y yo le repliqué que la ausencia permanente no se justifica y que hay cargos a los que se les exige más. Claro que tal vez sea mucho pedir a determinadas personas. Por cierto, finalmente en el palco municipal sólo estuvo la anterior directora gerente de ese teatro y actual directora general de cultura. En cuanto al espectáculo de Ute Lemper sólo podré decir que fué magnífico.

jueves, 8 de diciembre de 2011

ENT

Antecedentes: He sido miembro fundador de la Escuela Navarra de Teatro. He participado como alumno, actor, productor y director de montajes teatrales.
Con todo lo antedicho quiero dejar claro que estoy de su parte y que sé, más o menos, de lo que hablo, pese a que mis relaciones con la ENT sean inexistentes en la actualidad y desde hace bastante tiempo.
Cuando se fundó la ENT, desde el primer momento se dejó claro (ahí quedaron las actas de las reuniones y sus estatutos) que la función primordial era la formación, siendo la exhibición totalmente secundaria y complementaria. De la misma manera se dejó claro que la ubicación en ese local era absolutamente provisional, ya que el alquiler del mismo a la empresa SAIDE era una sangría económica insostenible, lo que hacía urgente la búsqueda de otro espacio en el que desarrollar la labor docente.
La vocación de convertirse en una escuela "oficial" hacía del espacio escénico un requisito imprescindible, de ahí el empeño en continuar en ese local y de irlo ampliando con pisos del edificio anexo, lo que no ha hecho sino aumentar los gastos de acondicionamiento, mantenimiento y alquiler, sin que hasta el presente se haya logrado la anhelada oficialidad de la enseñanza, quedando convertida en una escuela privada sostenida con dinero público. También han aumentado los diversos cargos y personal con sueldo (Direcciones técnicas, de formación, subdirecciones, etc.), hasta una cifra de 40 empleos directos, según declaraciones de la propia escuela).
A lo largo de los 25 años de vida de la ENT han surgido problemas de supervivencia, fundamentalmente por los presupuestos, que se nutren de subvenciones del Gobierno de Navarra y del Ayuntamiento de Pamplona. Para solventarlos han habido diversas propuestas, incluso la de cesión de aulas en colegios públicos en los que impartir las materias, como por ejemplo lo hace la Escuela de danza de Navarra, que han sido sucesivamente rechazadas por parte de la ENT, dado su empeño en no renunciar a su "espacio escénico" y su parcela de exhibición y programación teatral, y en el reconocimiento de la "oficialidad". Debe quedar claro que ni la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid (Resad), ni el Institut del Teatre de Barcelona, ambos con reconocimiento oficial de su enseñanza, tienen programación alguna en sus espacios escénicos más allá de los montajes propios, y que una vez conocidos los mismos sabremos que gozan del espacio justo para representación y un escaso número de espectadores, lo que hace del espacio del que goza la ENT un lujo envidiable.
La ENT se ve abocada al cierre por los recortes en las ayudas provenientes del dinero público, con el conflicto añadido de que la parcela formativa pertenece a la Consejería de Educación y la de exhibición a la de Cultura, lo que aumenta la conflictiva "esquizofrenia" en que vive la escuela. La pregunta es: ¿se quiere realmente salvar la escuela o la sala de programación?
Para concluir, me viene a la mente la reciente desaparición de la Sociedad Filarmónica de Pamplona, dedicada a la programación de música clásica, y que se ha visto falta de apoyo institucional para proseguir su labor, como también lo van a ser otras entidades culturales que se dedican a la programación y/o la producción, como la AGAO. Qué más hubiesen querido todas ellas, además, de poder disponer de un local donde presentar sus trabajos. Lo mismo cabe preguntarse de las escuelas y talleres de formación teatral, o musical, o de cualquier rama artística: ¿qué no hubieran dado por contar con apoyo institucional, en lugar de trabajar en un piso o bajera impartiendo clases por su cuenta y riesgo?
Lo repito, ¿se trata de la escuela o de la sala?.

Tiempo Pamplona

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