No
debiera ignorar el señor Alonso que entre los firmantes está Mario Gas,
director desde hace años del Teatro Español, el teatro municipal de
Madrid, y que algo sabrá de estatutos y fundaciones, y que otros son
empresarios y no meros teatreros a los que faltar al respeto. También cabe preguntarse qué ignoraba este señor hasta hace unos meses, cuando le tocó la "maría" de cultura en el reparto. Pero la
cuestión no es esta, ya que nadie se ha metido con los dichosos
estatutos, sino con el rechazo a una persona por sus opiniones, algo que
el Sr. Alonso prefiere obviar y refugiarse en el acatamiento
escrupuloso de las "normas". Más o menos lo mismo que decía Gadafi, por
poner un ejemplo, hasta hace bien poco. También obvia decir si el
presidente de la fundación estaría obligado a aceptar las propuestas de
la mayoría y, en consecuencia, proponer al candidato; como también obvia
lo bien que le vino la propuesta de Bildu para zanjar la cuestión del
nombramiento de mala manera. De la mano de Bildu. Qué poco escrúpulo
cuando conviene.Vuelvo a insistir en que estos desbarres solo los puede justificar, y hago un favor, la bisoñez del concejal, a quien no se le conoce ni por los espacios culturales, ni méritos del ramo que le adornen. Una lástima que no siguiera los pasos empresariales de su familia en lugar de dedicarse a la política, que tan grande le viene y en la que no le auguro un gran futuro a la vista de su trayectoria. Con la falta de emprendedores que hay.
Los ciudadanos nos merecemos unos representantes que no nos hagan sentir vergüenza ajena y de los que nos podamos sentir orgullosos, si no la única programación que veremos en el Teatro será la de sus representaciones, que son el hazmerreir.
Me quiero despedir dejando una frase de Don Pedro Crespo, en "El Alcalde de Zalamea", de Pedro Calderón de la Barca, dedicándosela sin acritud alguna al partido del concejal:
CRESPO: Eso
está muy puesto en razón.
(Al ESCRIBANO)
Con respeto le llevad
a las casas en efeto
del concejo, y con respeto
un par de grillos le echad
y una cadena, y tened
con respeto gran cuidado,
que no hable a ningún soldado.
Y a todos también poned
en la cárcel, que es razón,
y aparte, porque después
con respeto a todos tres
les tomen la confesión.
(Aparte a don ÁLVARO)
Y aquí, para entre los dos
si hallo harto paño, en efeto
con muchísimo respeto
os he de ahorcar, ¡juro a Dios!
