martes, 25 de octubre de 2011

Ignorancia

En la entrada "Teatro quemado" intentaba explicar mi opinión sobre el escándalo del no nombramiento de Jose Mª Asín como director del Teatro Gayarre. Con posterioridad apareció un escrito de rechazo a la discriminación de un candidato por sus opiniones, firmado por diversos personajes de la cultura. A este escrito ha contestado el concejal Fermín Alonso con un irónico "qué pueden saber Pilar Bardem o Miguel Ríos -otros de los firmantes- de la Fundación Gayarre, de su situación actual y de sus estatutos".
No debiera ignorar el señor Alonso que entre los firmantes está Mario Gas, director desde hace años del Teatro Español, el teatro municipal de Madrid, y que algo sabrá de estatutos y fundaciones, y que otros son empresarios y no meros teatreros a los que faltar al respeto. También cabe preguntarse qué ignoraba este señor hasta hace unos meses, cuando le tocó la "maría" de cultura en el reparto. Pero la cuestión no es esta, ya que nadie se ha metido con los dichosos estatutos, sino con el rechazo a una persona por sus opiniones, algo que el Sr. Alonso prefiere obviar y refugiarse en el acatamiento escrupuloso de las "normas". Más o menos lo mismo que decía Gadafi, por poner un ejemplo, hasta hace bien poco. También obvia decir si el presidente de la fundación estaría obligado a aceptar las propuestas de la mayoría y, en consecuencia, proponer al candidato; como también obvia lo bien que le vino la propuesta de Bildu para zanjar la cuestión del nombramiento de mala manera. De la mano de Bildu. Qué poco escrúpulo cuando conviene.
Vuelvo a insistir en que estos desbarres solo los puede justificar, y hago un favor, la bisoñez del concejal, a quien no se le conoce ni por los espacios culturales, ni méritos del ramo que le adornen. Una lástima que no siguiera los pasos empresariales de su familia en lugar de dedicarse a la política, que tan grande le viene y en la que no le auguro un gran futuro a la vista de su trayectoria. Con la falta de emprendedores que hay.
Los ciudadanos nos merecemos unos representantes que no nos hagan sentir vergüenza ajena y de los que nos podamos sentir orgullosos, si no la única programación que veremos en el Teatro será la de sus representaciones, que son el hazmerreir.
Me quiero despedir dejando una frase de Don Pedro Crespo, en "El Alcalde de Zalamea", de Pedro Calderón de la Barca, dedicándosela sin acritud alguna al partido del concejal:
CRESPO: Eso
está muy puesto en razón.
(Al ESCRIBANO)
Con respeto le llevad
a las casas en efeto
del concejo, y con respeto
un par de grillos le echad
y una cadena, y tened
con respeto gran cuidado,
que no hable a ningún soldado.
Y a todos también poned
en la cárcel, que es razón,
y aparte, porque después
con respeto a todos tres
les tomen la confesión.
(Aparte a don ÁLVARO)
Y aquí, para entre los dos
si hallo harto paño, en efeto
con muchísimo respeto
os he de ahorcar, ¡juro a Dios!

miércoles, 12 de octubre de 2011

Estos tiempos

Que los negocios no se dejan llevar por la emotividad y el sentimentalismo no es novedad: business are business. Les contaré una historia real que ilustra estos maravillosos tiempos que vivimos:
Un trabajador advierte a su empresa, de ámbito nacional, que va a tomar sus días de licencia por matrimonio, tal y como le corresponde. La empresa da el visto bueno y el último día de trabajo, en lugar de felicitar al compañero que se casa y hacer una mínima celebración, le comunican el despido, cuyo plazo de preaviso coincide con el período vacacional. Todo un regalo de bodas.
A su regreso, y coincidiendo con su cumpleaños, el trabajador recibe el finiquito. Todo sensibilidad.
La delegación navarra de la empresa nacional de un gran empresario, que incluso preside un gran equipo de fútbol con jugadores millonarios, cierra sus puertas a la espera de tiempos mejores. Seguro que el empresario no conoce esta historia, y aunque la conzoca le importará un bledo. La vida es así y hay que salvar el negocio.
Hoy volvía a leer esos titulares deportivos que hablan de la unidad del equipo, del ambiente del vestuario, de los objetivos comunes y demás topicazos, y pensaba en el grupo de trabajadores que se dieron la espantada temiendo por sus puestos que, en cualquier caso, estaban sentenciados a muerte, incapaces de mostrar un mínimo de empatía.
¡Qué tiempos!. Pero seguro que ustedes también conocen más historias como esta.


Tiempo Pamplona

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